domingo, 12 de abril de 2020

Variaciones Diabelli: Daniel Barenboim y las transmisiones streaming

Daniel Barenboim inicia hoy, con las "Variaciones Diabelli", de Beethoven, una serie de transmisiones en streaming desde la Pierre Boulez Saal de Berlín, la ciudad en la que cumple la cuarentena


-En la presentación, usted menciona que en sus piezas tardías Beethoven estaba cada vez más aislado del mundo. Sin embargo, hay sobre todo en las Diabelli muchos pasajes auténticamente humorísticos. ¿Usted también los encuentra?

-Sí, absolutamente. Lo que pasa es que la biografía de un compositor, que puede ser muy interesante, no es el instrumento para interpretar su obra. El propio Beethoven, en uno de sus peores períodos, cuando pensaba en suicidarse ye escribió el Testamento de Heiligenstadt, escribió también una de las obras más abiertas y con mucho humor, como la Segunda sinfonía .

-La relación entre las Diabelli y el último movimiento de la Sonata n°32 opus 111 parece muy a mano. No solamente por la coincidencia cronológica ni por el principio de la variación sino también por los vuelcos abruptos de esas variaciones. ¿Pertenecen al mismo ámbito?

-No. Mire, las Variaciones Diabelli son un universo en sí mismo, una antología de la música. Cuando uno mira las últimas variaciones. la variación 31, por ejemplo, que podría formar parte de las Variaciones Goldberg , de Bach, con esa dimensión de las variaciones lentas de la Goldberg ; después viene la fuga, que podría ser una fuga de Händel, y en la última variación estamos en un minuetto de Haydn o Mozart. Son como 200 años de música.

-Una summa .

-Una summa , sí. Y una colección. Por otro lado, esto es algo que yo veo de la siguiente manera: hay que estructurar las variaciones. Uno no puede tocar simplemente las 33 variaciones una detrás de la otra. Así, entonces, está el tema y las primeras diez variaciones, casi como un primer movimiento. Habría que pensar la obra como en tres movimientos y una coda. Estoy muy contento de volver a tocar las Diabelli .

-A propósito del streaming en la Boulez Saal, ¿cuánto cambian las condiciones de ejecución entre la sala vacía y la sala llena?

-El público hace falta. No es lo mismo tocar con la sala vacía que tocar para el público. Lo único que no se extraña son las toses... Antes era solamente en invierno; ahora es en otoño, en verano, cuando quiera. Al margen de la broma, lo que quiero decir es que no me veo en los años que vengan tocando solo para streaming .

-¿Qué es lo que vuelve insustituible la situación de concierto?

-No es proyectar al público. La gente piensa que el artista en el escenario tiene que "proyectar". No. Tiene que tener personalidad. En lugar de proyectar hasta la fila 27, es mucho más interesante y da mucho más placer tratar de imaginarse que se puede traer a la gente de la fila 27 al escenario, al lado de uno.
 
-¿En qué incide la presencia del público?

-Cuando está el público es otra cosa. Arthur Rubinstein contaba siempre que a él le encantaba estudiar en su cuarto de hotel cuando viajaba. Se levantaba, pedía el desayuno y empezaba a tocar. Pero cuando llegaba el mozo con el desayuno, él dejaba de tocar inmediatamente, porque se daba cuenta de que ya estaba tocando para el mozo. No podía estudiar como él quería si ya había por lo menos una persona. Es muy distinto tocar solo que tocar para alguien.

Entrevistado por Pablo Gianera, La Nación del 10 de abril



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