- El derecho de mil no pesa más que el de uno solo en la balanza de la justicia.
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La paz, como la libertad, como la autoridad, como la ley y toda la
institución humana, vive en el hombre y no en los textos escritos.
- La reforma de un banco de estado es imposible. No hay más que un medio que de reformarlo: es suprimirlo.
- La planta de la civilización no se propaga de semilla. Es como la viña: prende de gajo.
- Un hombre laborioso es el catecismo más edificante.
- Si queremos ser libres, seamos antes dignos de serlo. La libertad no brota de un sablazo. Es parto lento de la civilización.
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Para reglar la libertad no es menester disminuir, ni alterar la
libertad, al contrario, disminuirla es desarreglar su ejercicio.
- La libertad de la patria no es la libertad del
individuo… puede ser libre la patria y no serlo el individuo, que es
miembro de esa patria.
- El principal medio de afianzar el respeto de la Constitución, es evitar en todo lo posible sus reformas.
- Conservar la Constitución es el secreto de tener Constitución.
- Las personas que esperan su felicidad de la mano de los Gobiernos, esperan una cosa que es contraria a la naturaleza.
- La riqueza de las naciones es obra de las naciones, no de sus Gobiernos.
- No hay peor agricultor, peor comerciante, peor fabricante que el Gobierno.
- Gobernar poco, intervenir lo menos, dejar hacer
lo más, no hacer sentir la autoridad, es el mejor medio para hacer
estimable la ley.
- La ley escrita, para ser sabia, ha de ser expresión fiel de la ley natural.
- La ley no debe tener otras miras que las de la Constitución. La Constitución designa el fin, la ley construye el medio.
- La guerra no puede tener más que un fundamento legítimo, y es el derecho a defender la propia existencia.