"En 1891 los miembros de la Jung Wien quedaron electrizados con la poesía de un misterioso personaje que se hacía pasar por Loris. Desde Goethe y Hölderlin no había habido pluma que hubiere escrito una lírica tan exquisita...Es difícil descubrir su estupor cuando descubrieron que Loris era un estudiante de bachillerato de sólo diecisiete años...
...En 1902 el poeta de quien se había dicho que con haber muerto a la edad de veinticinco años había tenido asegurada la entrada al Atrio de los Inmortales, ya no podía escribir una línea...
...El problema de Hoffmansthal en este punto es, muy explícitamente, un problema de lenguaje...percibe el mundo y su significación como antes, pero ya no puede ni siquiera poner esa significación en palabras...
...El vehículo artístico que terminó escogiendo fue un teatro que trataba de emular el de los antiguos griegos mediante la unificación de las artes. La poesía, el teatro y la música se fundirían para producir en el público un experiencia que era al mismo tiempo social y religiosa. De este modo abandonó la tentativa de capturar el mundo en formas estéticamente perfectas y se empeñó en transferir a su vez una experiencia real de la vida en lo que ésta debiera ser...
...Hoffmansthal terminaría produciendo seis óperas con Richard Strauss, en las que Max Reinhardt llevó a menudo la parte escénica..."
Alan Janih y Stephen Toulmin, obra citada, capítulo 4
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