La primera vez que habló Néstor Kirchner en la Constituyente de Santa Fe fue para quejarse porque los convencionales iban a cobrar dietas muy altas.
Fueron palabras nobles, si se quiere, pero algo raro debe de haber olido Raúl Alfonsín , porque trabó la pierna como un defensor bravo. Al fin y al cabo, era su convención, le había costado un pacto y una revolución dentro del partido y no era cuestión de que se la desacreditaran.
Kirchner había dicho que no era lógico que en un país que hacía enormes esfuerzos para salir de su peor crisis (entonces era la de 1989: no habíamos llegado aún a 2001) se les pagara a los asambleístas alrededor de $ 8000 por mes, contando los $ 260 por día por viáticos. Eran 8000 dólares, convertibilidad mediante: unos $ 100.000 de hoy al cambio paralelo. Aunque había que viajar y alojarse en hoteles, era bastante.
La respuesta de Alfonsín todavía es recordada. Dijo que quien se sintiera "molesto" por la cifra tendría todo el derecho de renunciar a ella. Y agregó: "Hombres de la fortuna por todos reconocida del señor gobernador Kirchner podrán renunciar, seguramente, a todo tipo de dietas".
Hugo Caligaris | LA NACION DE HOY.-
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