Aunque se empeñan en echarse culpas mutuamente, en el peor momento de su relación y a las puertas de la campaña electoral, el Gobierno y los principales exponentes del establishment empresarial coinciden en algo: ninguno parece capaz de proponerle a la sociedad un horizonte productivo que la entusiasme ni una idea más o menos acabada de cuál puede ser su sustento colectivo dentro de dos décadas...
ALEJANDRO BERCOVICH, BAE NEGOCIOS, 1-7
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