Los problemas de fondo de la eurozona siguen sin resolverse: bajo potencial de crecimiento, alto desempleo, deuda pública elevada o en alza, pérdida de competitividad y lenta reducción de los costos de mano de obra por unidad (que la apreciación del euro no hace más que empeorar), y una fuerte y estricta racionalización del crédito por el desapalancamiento de los bancos. El avance hacia la unidad bancaria será lento.
LA NACIÓN DE AYER.-
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