Quienes pudieron reemplazaron el transporte público por autos o motos, delegaron la seguridad personal en custodios particulares, compraron servicios de salud y sustituyeron la educación pública por la privada, que vio engrosadas sus filas con las decenas de miles de alumnos que abandonaron el sistema estatal. En los pasos finales de esta exhibición de cinismo, el Estado delegó en los particulares la provisión de energía: el paisaje urbano se vio así invadido por generadores de electricidad que se hicieron presentes en veredas, edificios, casas y comercios.
...ése será el legado del neoliberalismo kirchnerista, que, al tiempo que distribuía masivamente su relato por cadena nacional, instauraba una micropolítica de la privatización forzando a todos los que estuvieran en condiciones de hacerlo a contratar en el mercado los bienes comunes que el Gobierno iba destruyendo o de cuya provisión se desentendía.
Alejandro Katz | LA NACION de hoy.-
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