Comparado con el autoritarismo que supimos tener, por supuesto que estamos infinitamente mejor y vale la pena tener lo que tenemos. Pero esto no es una democracia. Es un Estado constitucional de Derecho que elige autoridades por votación popular generalizada, bastante limpia, bastante generalizada. Ahora, lo que ocurre después de eso es algo que les dijo a los ingleses Rousseau en su tiempo: al día siguiente de votar vuelven a ser esclavos. Y así es, porque los que son elegidos u ocupan cargos a dedo constitucionalmente están en condiciones de hacer lo que se les ocurre, porque para peor los organismos de control están debilitados, y tampoco hay control por parte de la oposición.
Entrevista de Raquel San Martín a Carlos Strasser | Enfoques, LA NACION de ayer.-
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