Entre las correcciones políticas que cultivamos los argentinos está la de criticar a los políticos por ambiciosos. Pero cuando hay que votar presidente, o gobernador, o intendente, lo que luce a ojos del votante es justamente la ambición, el hambre de poder, la determinación por llegar. Las mayorías no votan a los que transmiten que ganar o perder les da más o menos lo mismo y no les cambia la vida.
A cada corrección política le corresponde una prolija hipocresía.
Julio Blanck, CLARÍN DE HOY.-
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