Creo haber demostrado que el actual parate del mercado inmobiliario no tiene que ver con el cepo cambiario, sino con el hecho que las propiedades habían sufrido un "efecto burbuja" que había llevado sus precios a valores exorbitantes para lo que ha sido tradicionalmente el mercado inmobiliario argentino.
Un editorial de La Nación de ayer nos presenta otra nueva "víctima" del "instrumento de tortura": el mercado de arte.
En una muestra de contradicción argumental, mientras que por un lado el editorialista sostiene que:
"La imposibilidad de acceder al mercado de compra de divisas, con una brecha cambiaria que ha llegado a casi el ciento por ciento, ha paralizado proyectos, adquisiciones y ventas, convirtiendo en altamente incierto el panorama futuro del arte local"
A renglón seguido, escribe:
"(En) La vigésima segunda Feria de Arte Contemporáneo arteBA, recientemente concluida
las ventas han sido exitosas"
Como en el mercado inmobiliario, en el de arte el tema es la suba de precios, no las dificultades para hacerse de dólares en el mercado de cambio oficial, como el mismo editorialista lo reconoce:
"Frente a la decisión de compra de alguien interesado en una obra, siempre hay un galerista que busca sostener el precio con el fin de satisfacer al vendedor, ya se trate de un artista o de un coleccionista"
El problema surge, cuando el precio a "sostener" es exorbitante.
Una muestra: una obra del pintor Manuel_Espinosa se pagó en subasta en 1998 $1000.- que equivalían a U$S 1.000.-
En su primer remate del año, una conocida casa pedía de base $99.000.- (U$S 9.900.-) o sea 10 veces más, por una obra similar, de la misma época y de iguales dimensiones.
Y como este caso, hay muchísimos más.
Otra casa de remates, especializada solo en pintura argentina, y cuyas bases siempre estuvieron en pesos, en su último remate vendió solo 26 obras de las 106 ofrecidas. El motivo: bases elevadas.
A propósito de las bases de remate exageradas, un dato no menor es que mientras en 1998 operaban localmente seis subastadoras, hoy lo hacen trece, por lo que en muchos casos se tasa alto para poder llevar lo obra a la tarima.
Y además de las subas de precios, hay otro tema que ha deprimido el mercado y del que no se habla.
A diferencia de las propiedades o de los rodados, las obras de no son registrables, lo que ha hecho que el mercado de arte se mueva en muchos cosos en "colores grises", por llamarlo de alguna manera.
Son estos "grises" y las valuaciones exageradas y no el cepo cambiario lo que "retrasa" el envío a subastas internacionales, como pretende responsabilizar el editorialista
"A pesar de la extraordinaria calidad de sus creadores, nuestro país está retrasado con respecto al resto de la región en su valor de mercado por la complejidad de realizar los envíos a subastas internacionales, ferias, muestras y bienales"
Y en cuanto al menor valor con respecto a obras de pintores de la región, valen las mismas consideraciones que para los brokers inmobiliarios, que justificaban públicamente los elevados precios locales de las propiedades, comparándolas con Miami o incluso Nueva York o París.
Como prueba de lo señalado, el pobre desempeño del Banco Ciudad en los últimos tiempos, cuando era uno de los mayores jugadores en el mercado de subastas de cuadros, se constató a partir de que comenzó a exigir a sus compradores y remitentes una serie de datos de índole fiscal.
En suma: al mercado de arte no lo afecta el "cepo cambiario", como se pretende demostrar en el editorial de marras, sino un efecto combinado entre precios altos y presión fiscal por mayor transparencia.-
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