"... Wagner se hundió en el mito; Verdi, en la historia...
...los dos renovaron la ópera, pero mientras que Verdi sigue siendo un fenómeno de cuño eminentemente italiano (ahí están, proyectadas en sus obras, sus convicciones políticas), Wagner fue un verdadero fenómeno europeo...
...A Wagner lo atareó siempre la redención. El tema aparece ya en El holandés errante y alcanza su coronación en Parsifal . También la música de Verdi se vuelve, en su etapa de madurez, singularmente compasiva, y esa compasión resulta decisiva por ejemplo en Don Carlos...
...El título original que Verdi había elegido para La Traviata era Amore e morte . Si se lo pensara en alemán, podría decirse, sin violencia o traición excesiva, Liebestod , "muerte de amor", lo que nos sitúa ya en el ambiente de Kareol, el territorio del Tristán wagneriano. Los preludios de cada una de esas óperas no podrían ser más diferentes, pero los dos empiezan por el final, anticipan la agonía y la muerte de amor de Violetta e Isolda. Dos de las piezas más amadas de la historia entera de la lírica, escritas por dos de los músicos menos semejantes, parecen reconciliarse en la dimensión imantada de lo ineludible..."
PABLO GIANERA, ADN CULTURA LA NACIÓN DEL 10 DE MAYO.-
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