"Las "monarquías elegidas" de América latina, si bien son autoritarias, prepotentes, desprecian las libertades ciudadanas y se apoyan en figuras despóticas y caudillescas, han sido elegidas por la vasta mayoría de sus poblaciones
Muchos piensan que una vez votado, el presidente tiene poderes para todo, incluso para reducir las propias libertades.
Esa gente, a lo largo y ancho del continente, resolvió que puede vivir contenta con esa situación en un proceso que se agudiza y hasta parece irreversible.
No hay espacio para la opinión minoritaria discrepante, venga de la oposición política o de empresarios, artistas, agricultores o escritores.
La libertad de prensa tambalea. La autoridad se centra en la figura del presidente y se acorralan las instituciones, en especial al Poder Judicial, que en una democracia genuina acotan tanto poder.
Al decir del presidente uruguayo José Mujica, lo que importa es la política y no lo jurídico.
Importa la sola voluntad del mandamás, no las leyes ni los controles constitucionales.
Emergieron, pues, los "monarcas elegidos".
Ellos, sus personas, están por encima de todo lo demás.
Cuando un monarca tropieza, la solidaridad es hacia él, nunca hacia su país ni hacia las otras instituciones que actúan dentro de los parámetros de la Constitución
Lo que sí demuestra esta realidad es que el problema está, también, en la gente."
TOMÁS LYNN, REVISTA "BÚSQUEDA", LA NACIÓN DE HOY.-
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