EN SU AFÁN DE SACRALIZAR EL PRESENTE SE DESENTIENDE DEL FUTURO. PREMIA EL CONSUMO, NO EL AHORRO. EL GASTO, EN VEZ DE LA INVERSIÓN Y SE EMPEÑA MÁS EN EXTENDER SUBSIDIOS QUE EN CREAR TRABAJO GENUINO. EN ESAS PRIORIDADES ESTÁ LA SEMILLA DE SU DECADENCIA.
Carlos Pagni, El País de ayer.-
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