sábado, 7 de diciembre de 2013

SAN PEDRO, OTRA CAPILLA, OTROS FRESCOS

 

Lo primero que divisa quien llegue por mar a Villefranche-Sur-mer por mar es su fortaleza costera y sus casas edificadas sobre la ladera de los Alpes Marítimos

 

 


 



Situada en la Costa Azul, entre Niza y Mónaco, la ciudad se halla al fondo de la rada del mismo nombre, formada por el cabo de Niza y el Cap Ferrat, lo que brinda abrigo a las embarcaciones, la mayoría deportivas, que atracan en su pequeño puerto, construido en el siglo XVI -al igual que la ciudadela- y que fuera ascendido en el siglo XVIII a la categoría de Puerto Real 
 
 
Lugar de veraneo desde fines del siglo XIX, la mayor actividad se concentra en la calle costera repleta de hoteles y bares
 
 
Uno de los mayores atractivos de la villa, lo constituye la capilla de San Pedro, de la asociación de pescadores, cuya construcción se remonta a la segunda mitad del siglo XVI
 


A mediados del siglo XX era utilizada como almacén de redes, hasta que en 1957 Jean Cocteau cubrió todo su interior con varios frescos dedicados a sus amigos los pescadores, que hacen mención a las redes y cuyas cinco escenas se refieren, dos a la vida en el Mediterráneo y las otras tres a episodios de la vida de San Pedro.


Foto: culture.gouv.fr

Fue reinaugurada con una misa en ese mismo año, y es monumento histórico francés desde 1996.-
 

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