martes, 22 de junio de 2021

El cristinismo es una etapa inferior del kirchnerismo

El cristinismo es una etapa inferior del kirchnerismo, que ya era poco. Una tomografía revela sus límites:

1) Es un modelo de caciquismo extremo que establece una distancia abismal entre las jefaturas -Néstor, después Cristina- y el resto. No hay segundas ni terceras líneas con calidad ni peso propio. El formato le impide formar elencos competitivos que estén a la altura de la fuerza del peronismo. Entre ella y Parrilli no hay estaciones intermedias. Los referentes son aliados, empleados o arrepentidos sin vuelo propio, o que han renunciado a ejercerlo. En la provincia de Buenos Aires ninguno de los llamados "camporistas" -un eufemismo que ignora quién fue Héctor Cámpora- podría encabezar una lista de diputados que pueda darle batalla aportando más votos de los que ya tiene el peronismo unificado desde 2019. Si el oficialismo es ganado por la hipótesis de una derrota, pueden reaparecer los fantasmas de la división.

2) Es una tribu atravesada por una debilidad de origen -perder una elección con Menem en 2003- que no ha podido superar. El poder que tiene está concentrado en la provincia de Buenos Aires, pero no le ha bastado a Cristina para darle a ella la candidatura a presidente. Es cuota-partista de un tridente en el poder, junto a Alberto y Massa. Esta debilidad la oculta aprovechando la fascinación tumbera que domina en el AMBA hacia el peronismo, y que es la base de fenómenos como el menemismo o el kirchnerismo. Son dos manifestaciones del peronismo creadas para el área metropolitana, para hacerle creer a los vecinos que son una fuerza de izquierda. No han convencido como para ganar elecciones en la CABA, y son marcas que no han existido fuera de esa orografía, salvo en La Rioja o en Santa Cruz.

IGNACIO ZULETA, CLARÍN DEL 20-6

 

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