Al comienzo de la cuarentena, el
presidente declaró "Si el dilema es la economía o la
vida, yo elijo la vida. Después veremos como ordenar la
economia", con lo que dejó planteado un debate maniqueo,
cuando en realidad “vida y economía”, tienen algo
en común: ambas tienen límites.
El límite de la vida es la muerte y el de la economía es la
escasez, ya que los bienes destinados a sobrellevar la pandemia, con la
menor cantidad de muertes, no son superabundantes, ni aquí, ni en
nigún país del mundo.
La cuarentena ha logrado aplanar la curva de infectados y de muertes por
el coronavirus, por lo que el objetivo presidencial se ha cumplido hasta
ahora.
Al mismo tiempo, en materia económica dispuso la transferencia de
fondos públicos, finitos por definición, a las familias y a
las empresas afectadas por la inactividad.
Diversos trascendidos dan cuenta que se estudia reabrir la
economía, afectada por la cuarentena .
En "el después" el presidente se encontrará con el
“límite económico”: recursos escasos para
atender fines múltiples.
Así como contó con un equipo de expertos para asesorarlo en
materia de salud, y considerando las dificultades que arrastraba la
economia argentina antes de la pandemia, ¿no habrá llegado
la hora de hacer lo mismo para la
economía?
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