Una de las causas por las cuales Evita y el Che Guevara nunca se sentaron a conversar sobre populismo, marxismo, la idolatría a Perón o el oficio de revolucionario es de orden cronológico: sus protagonismos históricos sucedieron desfasados.
Eva Perón jamás escuchó hablar del Che, no por haber sido nueve años mayor que él, sino porque cuando ella murió, en 1952, Guevara era un ignoto lavacopas que juntaba plata en Miami para volver a Buenos Aires tras recorrer América latina.
Aun así, a Andrew Lloyd Weber y Tim Rice les pareció buena idea juntarlos en Evita, la comedia musical que distribuyó el malentendido por todo el mundo.
PABLO MENDELEVICH, ENFOQUES, LA NACIÓN DEL 30 DE NOVIEMBRE.-
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