Son algo tan presente en vida de la provincia, que un centro comercial precario de Termas_de_Río_Hondo, instalado entre carpas, lonas y plásticos, a orillas del Río Dulce,
y en las proximidades del dique frontal
en lugar de "música funcional", pasan chistes grabados.Uno de los que escuché, hacía referencia a la pereza de los locales, según sus vecinos tucumanos:
"Un santiagueño descansaba bajo la sombra de un árbol.
Vienen un tucumano y le ofrece $100.- si se deja fotografiar parado bajo el árbol.
El santiagueño le contraoferta: y si me das $50.- y sigo acostado"
En otro de los oídos, la réplica humorística local, no se hizo esperar: los santiagueños acusan a los tucumanos de ser amigos de los ajeno
"Los tucumanos son los únicos argentinos que encuentran algo antes de que se le pierda a su dueño"
Finalmente, me llamó la atención uno, que demuestra que el humor santiagueño también puede estar cargado de ácida ironía:
"Pan de ayer, pan de ayer. ¿Y cuando vamos a comer pan de hoy? Mañana chango, mañana..."
3 comentarios:
Cuentan que en una finca santiagueña cuyo linde oeste era también el límite con Tucumán, una tarde el dueño se sentó a ver el atardecer, en un momento el perro comenzó a protestar. El finquero agudizó la vista y a pesar que tenía el sol de frente, alcanzó a distinguir las piernas debajo de la copa de uno de sus árboles de mandarinas. Un ratero se dijo, ordenó al perro se quedara quieto y entró en la casa a buscar la escopeta.
Rápidamente y sigilosamente llegó al árbol justo cuando el ratero se bajaba. Cual fue la sorpresa del finquero que el chango que le robaba era el hijo de su vecino del otro lado del límite.
"Que descaro, que el hijo de mi vecino me robe" le dijo. "que vergüenza para tu padre" le recalcó. "pobre tu padre cuando se entere" agregó, y luego le preguntó ¿y donde está tu padre?, a lo que el chango le contestó, "en la planta de al lado!"
se ve que el padre tenía más práctica que el hijo, porque tu paisano no lo vio Jorge...
Pero falló en la crianza, le salió bocón el chango.
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