"...en el siglo XIX, por primera vez, surgió el concepto del vanguardismo. Wagner, en 1849, se asumió como el abanderado de la renovación y publicó La obra de arte del futuro, un ensayo en el que planteaba los lineamientos de la música por venir.
Acompañado, esencialmente, por Liszt, sus seguidores no sólo se plegaron al elogio irrestricto de las posturas del Maestro, sino que encontraron en Brahms al enemigo por derrotar, ese anticuado que insistía en la abominable música del pasado.
Pero Wagner sabía separar la paja del trigo.
En los años 60, lo escuchó a Brahms tocando su Variaciones sobre un tema de Handel.
No sabemos si, en su fuero íntimo, sus palabras le produjeron algún escozor, pero, para la posteridad, en un rapto de sinceridad, Wagner reconoció los valores de su supuesto adversario:
"Puede verse cuánto puede aún lograrse dentro de las viejas formas cuando llega alguien que sabe cómo manejarlas"..."
Pablo Kohan, La Nación de hoy.-
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