"Con 31 años, Amanda Giner ya experimentó la precariedad laboral en todas sus versiones: salario mínimo, contratos de tiempo parcial, desempleo, pagos en negro, recorte consentido... Se ríe con amargura cuando recuerda cómo se quejaba de ganar mil euros al mes en los tiempos en que España crecía sin límites.
"Ya quisiera ser «mileurista» ahora."
Hoy esta licenciada en economía vende servicios bancarios desde un call center por 800 euros mensuales. Nueve horas al día pegada a una silla y sólo puede levantarse para ir al baño si su jefe la autoriza.
Lejos de ser una excepción, integra una porción creciente de los asalariados españoles en la era de la recesión; son los "minieuristas" o los "nimileuristas", según quien los bautice..."
MARTÍN RODRÍGUEZ YEBRA, CORRESPONSAL EN ESPAÑA, LA NACIÓN DE AYER.-
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