Finalmente, el presidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi, hizo su esperado anuncio, según el cual la entidad que preside hará compras de bonos cortos (de entre uno y tres años de plazo) en el mercado secundario -o sea ya emitidos- de los países más golpeados por la eurocrisis.
Sin embargo, Draghi resaltó que dicha operatoria estará sujeta a estrictas medidas de condicionalidad a ser cumplidas por parte de los países beneficiados, una declaración que apuntó básicamente a tranquilizar al gobierno alemán, refractario a tal operatoria, al punto que el presidente del Bundesbank y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, Jens Weidmann, fue el único que votó en contra de la medida, lo que viene a poner en evidencia la soledad de la posición germana en esta materia.
La esperada medida tonificó los mercados de valores mundiales, muy especialmente los de los países cuyos bonos soberanos valen menos -Italia, España, Portugal e Irlanda- pero también a la Bolsa de Frankfurt, cuyo índice Dax superó la barrera psicológica d elos 7000 puntos
No obstante la favorable acogida de la medida por los mercados, la prensa alemana volvió a cargar contra Draghi y el BCE, con comentarios que rayan en la desinformación o en el desconocimiento más supino del tema.
Así por ejemplo, Marc Beise escribió en el Süddeustche Zeitung
"Draghi dijo que el euro es irreversible, pero esta frase no le compete al presidente de un banco central, sino a un miembro del gobierno que tiene que representar la población"
El señor Beise parece desconocer que una de las obligaciones de cualquier presidente de un banco central es velar por el valor de la moneda que emite.
La decisión del BCE tonificó al euro, que se ha apreciado luego de la misma.
El Frankfurter Algemeine declaró: "En la eurozona ya no hay frontera entre la política fiscal (a cargo de los gobiernos) y monetaria" (a cargo del BCE)
Argumento falaz, ya que las compras de bonos no se efectuarán a los países emisores -eso si sería mezclar lo fiscal con lo monetario- sino que se comprarán bonos ya emitidos, o sea la típica operatoria de "mercado abierto", a la que todos los bancos centrales del mundo acuden como medida de política monetaria.
Pero los políticos alemanes tampoco se quedaron atrás en este práctica de desconocimiento o desinformación: así, el secretario general de los socialcristianos bávaros -miembros de la coalición de gobierno alemana- Alexander Dorbindt, volvió a confundir la compra de bonos emitidos con la compra de bonos a emitir, cuando declaró: "La financiación de estados a través del banco emisor es equivocada y peligrosa"
Más cauto, el ministro de Economía, el liberal Phillip Rosser, mencionó que la operatoria anunciada por Draghi "no puede ser una solución a largo plazo"
Tal vez su cautela tenga que ver con que muchos observadores creen que la canciller Merkel está más de acuerdo con la medida que sus compatriotas, pero no desea asumir una posición pública en tal sentido, debido a que la misma es resistida por los votantes.
Tanto ella como el ministro de Finanzas Schäuble "han expresado su apoyo al presidente del BCE" según informa The Wall Street Journal Américas en su edición de ayer.-
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