En los últimos tiempos, luego de la mera declaración del presidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi en el sentido que la entidad recompraría bajo ciertas condiciones títulos de corto y mediano plazo de España e Italia, sumado a la política de la Reserva Federal americana de disponer la compra de U$S 40.000 millones de deuda hipotecaria, para mantener bajos los tipos de interés, ha comenzado en Alemania, especialmente, una prédica acerca de la inflación que tales medidas acarrearían.
Pero tal preocupación, parece no tener en cuenta un requisito esencial, para que lo tan temido por los alemanes ocurra: el nivel de demanda de dinero.
Como lo señala Jacques Rueff -insospechado de albergar cualquier idea monetaria inflacionaria- "la condición necesaria y suficiente del equilibrio económico era el mantenimiento de la cantidad de moneda existente (equivalente) al nivel del importe global de los encajes deseados por el conjunto de los miembros de la comunidad...
...Si, por el contrario, la cantidad de moneda emitida era superior al importe global de los encajes deseados, algunos de los poseedores de moneda, preocupados por reducir sus efectivos, formularían una demandas sin oferta correlativa y la demanda global sobrepasaría el valor global de la oferta.
En este caso, el exceso de demanda podría dirigirse o bien hacia el interior, donde provocaría una subida de precios o bien al extranjero, donde ocasionaría un déficit en la balanza de pagos" ("La época de la inflación", Introducción, págs. 15 y 16, Ed. Guadarrama, Madrid, 1967)
O sea que solo si difieren la oferta global y la demanda global, el exceso de emisión o va a precios o a la fuga de capitales.
Ninguna de esto dos hechos se han verificado.
Por el contrario, desde el anuncio del señor Draghi, el euro se apreció un 7,5% contra el dólar norteamericano.
En suma, por el momento las preocupaciones alemanas parecen infundadas.-
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