domingo, 18 de diciembre de 2011

EL VIEJO ALMACÉN

Cambios en los hábitos de compra, lo ponen , casi, en vías de extinción.

En mi pueblo, Burzaco, recuerdo en el tiempo a "El águila", de Vita y Francisco Pugliese, dos inmigrantes italianos, establecimiento que, cuando yo era chico, todavía tenía "despacho de bebidas" con el mostrador de estaño, "Forraje" y reparto a domicilio con "canasta", "triciclo" o "carro" según la distancia -vaya esto para los que se creen inventores del delivery- y por supuesto vendía al fiado con la tradicional "libreta", que Rosa, la contable, llenaba y cuyas cifras volcaba en el voluminoso "Libro de clientes". Era uno de los pocos lugares que en aquellos tiempos -década del 50- tenía teléfono, cuyo uso jamás le fue negado a ningún vecino que tuviera necesidad de una comunicación urgente

Después, en la década del 60 y ya mudados a la "casa nueva", viene a mi memoria el almacén de don Germán, un laborioso inmigrante español, que vino para ayudar a sus tíos, los Noseda, y terminó comprándoles el negocio.

En un "formato" más pequeño, como dicen ahora los marketineros, estaba también la "despensa" de don Juan Gómez.

Y finalmente, el de Santiago e Isolina, también dos españoles, que primero tentaron suerte con una tienda, y luego pasaron exitosamente al rubro almacén, y que acorde a la tendencia, después, en los 70, viró al minimercado.

Inolvidables recuerdos, como los olores, por ejemplo en Semana Santa el de los bacalaos salados colgados; el fiambre cortado a máquina, primero a manivela y mucho después eléctrica; los paquetes en papel gris -algunos artículos se vendían "suelto" como el azúcar, molida o en terrones,  los fideos y las galletitas-  similares a una gran empanada y que terminaban en dos trenzas y que nunca pude hacer, pese a haberlo intentado mil veces, y esa proverbial simpatía en el trato diario.

Mi agradecido recuerdo para todos ellos.-

  

No hay comentarios: