Para muchos, el uruguayo Julio_Sosa fue el último cantor de tangos que convocó multitudes durante la segunda parte de la década del 50 y a comienzos de 1960, época en que el género no pasaba por uno de sus mejore momentos.
Con su prematura muerte, a los 38 años en un accidente automovilístico, se fue con el un estereotipo que ya nunca volvió.
Lo evoco en dos temas de uno de nuestros grandes "sociólogos nacionales" Enrique_Santos_Discépolo: el primero, casi universal por su temática ("El mundo fue y será una porquería..."), "Cambalache", pese a las reservas que ha merecido su versión, para mí es definitiva.
El segundo, personal, individual como su título, "Uno", al que primero le puso música Mariano Mores, siendo probablemente su tango más difundido: "Para entregarme la letra de "Uno", Discépolo estuvo tres años, yo ya me había olvidado del tema"
"Uno" es, tal vez, el más acabado ejemplo de la angustia existencial del porteño, del que Discepolín fue su más grande analista: "El drama no es invento mío. Acepto que se me culpe del perfil sombrío de mis personajes -por aceptar algo nomás-, pero la vida es la única responsable de ese dolor. Yo -honradamente-, no he vivido la letra de todas mis canciones, porque eso sería materialmente imposible, inhumano. Pero las he sentido todas. Me he metido en la piel de otros y las he sentido en la sangre y en la carne. Brutalmente. Dolorosamente.".-
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