"Para mí resultó una ocasión feliz conocerlo y tratarlo con cierta asiduidad en la casa de Miguel_Ángel_Zavala_Ortiz , a ese médico de campaña que parecía arrancado de una página de Flaubert...
...Años después, durante el proceso y su infernal guerra sucia, cuando ni los poderosos de la hora ni los políticos notorios se atrevían a salir a la calle sin rodearse de gorilas y pasar como una exhalación entre el trepidar de las sirenas, solía encontrarlo al doctor Illia en cualquier equina porteña, sin otra compañía que su buena conciencia mientras los transeúntes lo saludaban con el respeto que la opinión del pueblo solo dispensa a las figuras ejemplares . Así este Quijote que no se propusos serla conquistó a destiempo, el consenso que no tuvo cuando más lo necesitaba"
Marcelo Sánchez Sorondo, Memorias, pág.169/70
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