"...la Argentina, que acaso hasta mediados del siglo XX honraba el plateado relumbre de su nombre como tierra de promisión, abierta a todos cuantos quisieran habitarla, ha dejado atrás en el recuerdo de otros días esa estela de riqueza fácil, accesible incluso a los ecién venidos.
Hoy es como el fantasma de sí misma: su Estado, esto es su complejo institucional de poder, aparece disminuido, desmoronado, bajo cuyas prematuras ruinas sobrevive un "gobierno"; en semejantes condiciones la política como clave del mando y arte de conducción, es apenas algo que ya no existe.
Y obviamente, en medio de esa ausencia irreparable, de esa anómala vacancia, se desplaza cubriendo los espacios de poder vacíos el economicismo, esto es la absorbente dialéctica de la economía.
Pero precisamente la ausencia de Estado y la consecuente imprevisibildad del gobierno-desgobierno ha generado una situación de desequilbrio fiannciero con el aumento impresionante de la deuda externa"
Marcelo Sánchez Sorondo, Memorias, (2001), página 250
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