"Aborrecía el conde a cierto barón alemán, forastero en Roma. Las razones de ese aborrecimiento no importan; pero como tenía el firme propósito de vengarse, con un mínimo de peligro, las mantuvo en secreto aun del barón.
En verdad, tal es la primera ley de la venganza, ya que el odio revelado es odio impotente"
Robert Louis Stevenson, "La puerta y el pino"
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