AL MOMENTO DE DESPEDIRSE (DE ADOLFO BIOY CASARES), BORGES DIJO:
-VOY A PASAR LA NAVIDAD EN ITALIA, Y DESPUÉS ME VOY A GINEBRA A MORIR.
NADIE LO TOMÓ CON DEMASIADA SERIEDAD. LUEGO, EL MUNDO SE ENTERÓ DE SU ENFERMEDAD TERMINAL.
ALBERTO CASARES, LIBRERO Y TESTIGO PRESENCIAL, CITADO POR VICTORIA PÉREZ ZABALA.
El teléfono sonó a las nueve de la mañana del lunes 12 de mayo de 1986. Atendió Silvina Ocampo, que reconoció del otro lado la voz de María Kodama. Luego, el teléfono pasó a manos de Adolfo (Bioy Casares) y de Borges, en Buenos Aires y en Ginebra, respectivamente.
Conversaron poco. Adolfo apenas pudo decirle que tenía ganas de verlo y Borges respondió: "No voy a volver nunca más".
Después, así lo registra Bioy en sus memorias, Borges pareció echarse a llorar y cortó el teléfono.
Joaquín Sánchez Mariño
REVISTA LA NACIÓN DEL 12 DE JUNIO.-
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