Si bien hay coincidencia generalizada en que el país atraviesa una difícil situación educativa, la imaginación o los sentidos engañados nos han convencido de que felizmente nuestros hijos, y, más aún, nuestros nietos, han logrado escapar a la crisis cuyos signos advertimos en los demás.
Guillermo Jaim Etcheverry | LA NACION DE HOY.-
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