Quien cantaba maravillosamente a la hija de Herodías era Birgit Nilsson. Sin embargo, podía enunciar un sinfín de objeciones por tener que bailar la célebre (y bellísima) danza. Éstas son algunas de ellas: "Se le pide a una soprano que ha venido cantando durante casi una hora que baile doce minutos y luego de descansar un poco cante la agotadora escena final". Segundo reparo: "Strauss pide un cuerpo de una niña de dieciséis años y la voz de una Isolda. En otras palabras: quiere un ratón que ruja". Y uno más: "En general, las Salomés se dividen entre las que bailan la danza estupendamente bien y las que cantan la música estupendamente bien. No necesito aclarar en que categoría estoy"
PABLO KOHAN, LA NACIÓN DE HOY.-
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