"Monti fue el procónsul instalado por Alemania para aplicar por la fuerza la austeridad fiscal sobre una economía ya claudicante: en los círculos políticos europeos, lo respetable es sinónimo de voluntad de aplicar una austeridad sin límites.
Consideremos cómo se supone que deberían haber funcionado las cosas hasta ahora. Cuando empezó el romance de Europa con la austeridad, los altos funcionarios descartaban que el recorte del gasto y el aumento de impuestos en economías deprimidas pudieran profundizar la depresión. Por el contrario, insistían ellos, esas políticas inspirarían confianza, dando así impulso a la economía.
Pero el hada de la confianza no apareció. Las naciones que impusieron la austeridad sufrieron profundas recesiones, y cuanto más dura la austeridad, más profunda la recesión. De hecho, esa relación es tan fuerte que el FMI, en un sorprendente mea culpa, admitió que había subestimado el daño que causaría la austeridad.
Mientras tanto, la austeridad no alcanzó ni el objetivo de mínima de reducir el peso de las deudas soberanas. Por el contrario, los países que aplican la austeridad dura han visto aumentar el porcentaje de deuda sobre su PBI, porque el achicamiento de sus economías fue mucho más veloz que cualquier reducción de la tasa de endeudamiento.
Italia, un país que más allá de todos sus aspectos disfuncionales aplicó responsablemente una fuerte austeridad? y ha visto cómo su economía se achicaba velozmente.
Los observadores internacionales están aterrados por las elecciones en Italia, y tienen motivos: por más que la pesadilla de un regreso de Berlusconi al poder no llegue a materializarse, el fuerte desempeño electoral de Silvio Berlusconi y Grillo amenaza no solo con desestabilizar a Italia, sino a Europa entera.
Y la razón de que esté pasando esto es que los europeos respetables no están dispuestos a admitir que las políticas que les han impuesto a sus deudores han sido un fracaso rotundo. Mientras eso no cambie, las elecciones en Italia serán apenas un anticipo de una peligrosa radicalización en ciernes."
Paul Krugman. The Ne York Times, La Nación de hoy.-
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