martes, 13 de marzo de 2012

EL KIRCHNERISMO-CRISTINISMO DENTRO DE LAS TRADICIONES POLÍTICAS ARGENTINAS

Desde su emergencia, hace ya ocho años, se ha resaltado como propio del kirchnersimo una tendencia hegemónica, tendiente al avasallamiento de las oposiciones y de los otros dos poderes del estado, especialmente el legislativo.

A su continuador, el cristinismo, se le señala además la concentración y ejercicio del poder en manos de la presidenta, utilizando para ello a un grupo de incondicionales y la enfatización de que el 54% obtenido en las urnas, le brinda una legitimidad de orígen que justifica tal accionar.

Sin embargo, al ponerlos en una perspectiva histórica, tales conductas no son novedosas.

E incluso otras comunes al kirchenirsmo y al cristinismo, como el liderazgo político personalizado, una coalición de apoyo multiclasista -especialmente al cristinismo en 2011-, una forma de movilización política vertical (de arriba hacia abajo), la sustitución de la mediación política, un discurso ecléctico y anti-establishment y el uso sistemático de métodos redistributivos y clientelares como instrmento para hacer política entre los sectores de menores ingresoso, que, si bien se inscriben en el pathos del peronismo tradicional, algunos también fueron transitados con anterioridad en la política vernácula, siendo a lo sumo, la nota distintiva la intensidad o profundidad de tal derrotero.

¿Entonces estos dos nuevos "ismos" políticos que emergieron en la política del siglo XXI, lejos de constituír una ruptura, no son más que los continuadores de una tradición arraigada en la historia argentina?

Veamos.

Carlos Floria y César A. García Belsunce (F y GB) en "La Argentina política", página 75, Edit. El Ateneo, Bs.As. 2005, al referirise a la presidencia de Juárez_Celman y su derrocamiento por la revolución de 1890 señalan: "El Unicato había llevado a Juárez al aislacionismo soberbio, alentado por sus incondicionales"

Un cuarto de siglo después, con la llegada del radicalismo al poder, ambos autores citados observan que: "Para el presidente (Hipólito_Yrigoyen) la causa radical se identificaba con la causa nacional. Esta lógica interna condujo a un duro enfrentamiento con la oposición, afianzada en el Congreso, que el presidente no pisó ni para inugurar las sesiones legislativas, como mandaba la Constitución, sino que envió sus mensajes para que fueran leídos" (F y GB, op.cit. pág. 93)

"La concepción misional del radicalismo por parte del presidente tuvo pronto manifestaciones que se calificaron de personalistas y que la opinión emparentaba con el autoritarismo" (F y GB, op.cit. pág 94)

Este "modo" del yrigoyenismo, se agravó con el retorno del viejo líder radical a la Casa Rosada en 1928: "La UCR (Unión Cívica Radical) había logrado un triunfo apabullante con el 57,4% de los votos, frente al 10,6% de los (radicales) antipersonalistas y el 5,5% de los conservadores. Los ganadores se consideraron "plebiscitados" y esa fue su desgracia, pues operaron en los tiempos que siguieron con un desprecio de la opinión que rayó en la ceguera política" (F y GB, op.cit. pág. 99)

Nada era ajeno al primer peronismo (1946-1955): "...era el propio Perón... que emitía los nombres de los candidatos, desde el presidente de la República hasta el último concejal del último pueblo del país...el Congreso estaba elegido casi a dedo...la Justicia -en el caso de la justicia federal- respondía ciegamente a las directivas del Poder Ejecutivo..." (Félix Luna, Revoluciones, págs. 133 y 136, Edit. Planeta, Bs. As. 2006)

En 1963, el radical Arturo_Umberto_Illia triunfó en las elecciones presidenciales -con el peronismo proscripto- obteniendo solo el 25% de los votos Pese a ello "Su política fue poco incorporativa, y en todo caso abroquelada al partido. Su gabinete fue partidario, y ésta no hubiera sido una hora negativa en otro contexto, pero contribuyó a que el partido rodease al presidente sin tender puentes suficientes con la sociedad" (F y GB, op.cit. pág. 188)

Después de un siglo de historia política, llegamos a la restauración democrática de 1983, que llevó al candidato triunfante en las elecciones de octubre de ese año Raúl_Alfonsín de la UCR a la presidencia. El nuevo mandatario fue electo por una vasta coalición que incluía a su partido obviamente, el voto juvenil y femenino, la mayoría de los sectores medios, votos de la derecha y de la izquierda e incluso peronistas.

Pese a ello, su gabinete de ministros fue marcadamente partidario, y además desde 1983 hasta la derrota de 1987, a manos de un peronismo "renovado" de la mano de Antonio_Cafiero, Alfonsín intentó recerar un nuevo "movimiento histórico", el tercero, luego del yrigoyensimo y del peronismo, "...-intento voluntarista, sin coaliciones de bases reales- y con ello...transformarse en un partido dominante..." (F y GB, op.cit. pág. 280)

En suma, el "modo" de las presidencias Kirchner, lejos de constituír una ruptura con una "tradición republicana argentina", más añorada por algunos -como el que esto escribe-, que real, como hemos demostrado, representa una continuidad, sin perjuicio de sus propios aportes.

Y esta continuidad no debe sorprendernos: "...La democracia es un fenómeno político con su propia cultura. ¿Qué cultura democrática se había cultivado entre nosotros en el pasado influyente?..." (F y GB, op.cit. pág. 273)

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