Luego de la última reunión interministerial donde se trató el caso griego, cada vez parece mas claro que lo que se busca es comprar tiempo, e ir refinanciando los vencimientos helenos con nueva deuda pública, de modo que "en un par de años, el contribuyente europeo habrá reemplazado al mercado de bonos como principal acreedor de Grecia" (The Wall Sreet Journal Américas (TWSJA) de hoy) descomprimeindo así la situación de los bancos, especialmente de los franceses, que encabezan la lista de los prestamistas a Grecia.
Si este objetivo, por llamarlo de alguna manera, se logra o no, es algo todavía una hipótesis con final abierto. Dos años es mucho tiempo en una crisis que avanza rápidamente, y que no es ya solo económica y financiera, sino también política y social.
Adviértase que el mismo no intenta solucionar el problema de fondo -la insolvencia del país- sino sustituir a los acreedores: países y organismos internacionales le pagan a los bancos y se convierten así en los nuevos acreedores de Grecia.
Ahora bien, si se alcanza, lo que debe quedar claro es que "los contribuyentes alemanes tendrán las mayores pérdidas en caso de un impago griego" (TWSJA)
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