A propósito de nuestra cotidianeidad, en la edición de adn cultura la nación del 25 de setiembre, página 25, se hace una crítica bibliográfica de "Los movimientos sociales, 1768-2008" de Charles Tilly y Lesley Wood.
En primer lugar, para un argentino del siglo XXI, convencido que lo que sucede últimamente en su país con piquetes sociales y sindicales y cortes de rutas y calles por ecologistas y estudiantes es algo inédito, los autores oponen la tesis de que "desde la Gran Bretaña del siglo XVIII hasta la actualidad, representan una forma de hacer política propia de las democracias occidentales"
Asumido por los autores el carácter "democrático" de llevar la política a las calles, luego se interrogan acerca de ¿en que circunstancias los movimientos sociales pueden minar la democracia? Aquí los argentinos debemos tener el oído afinado, ya que en opinión de Tilly y Wood, ello sucede cuando "Profundiza las divisones entre sectores sociales, en vez de atenuarlas"
Finalmente, el diagnóstico de Tilly acerca de la viabilidad de este tipo de manifestaciones en el espacio público es pesimista, ya que aún admitiendo que los movimientos sociales son "un canal fundamental para grupos, categorías y cuestiones que, hoy, no tienen presencia en la rutina política de un régimen y que no pueden alcanzar, pot lo tanto, un lugar visible en la vida pública" evalúa como "más y más improbable" el triunfo de los mismos.-
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