"La objetivación, es decir, la concentración en la música como verdadera sustancia de la ópera, puede asociarse a una percepción comparable a la lectura, a sumergirse en un texto en vez de dejar que la ópera haga lo que una obra de arte justamente no debe hacer: intentar convencer al oyente".
Sin las distracciones del espectáculo, se recuperaba para Adorno la auténtica dimensión temporal de lo escuchado.
PABLO GIANERA, LA NACIÓN DE HOY.-
*Theodor_Adorno
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