En primer lugar, el vínculo entre Estado y mercado, que posibilite distribuir la riqueza sin anular la competencia; en segundo lugar, la relación entre libertad e igualdad, que permita una democracia social sin menoscabar el derecho de las minorías; en tercer lugar, el lazo entre países emergentes y desarrollados, que posibilite relaciones internacionales con prioridades regionales, sin desatender las ventajas de los nexos bilaterales con las naciones líderes.
Eduardo Fidanza | LA NACION de hoy.-
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