Ayer, el escritor Mempo Giardinelli hizo declaraciones sobre economía y política.
Con respecto a la situación actual de la economía argentina sostuvo que:
"Una inflación controlada del 20 al 25 por ciento anual como ahora, que se acompaña con aumentos salariales y jubilatorios por encima de esos porcentajes, de ninguna manera es galopante ni hiperinflación"
¿Acaso Giardinelli se puso a pensar por qué será que casi ningún país en el mundo convive con una "inflación controlada del 20 al 25% anual"?
Pero para mí, mucho más preocupantes fueron sus declaraciones políticas:
"A veces tengo la sensación de que nuevamente podría haber un suicidio político colectivo... Algo así sucedería si por ejemplo Daniel Filmus no fuera reelecto senador y si Massa y Macri crecieran como dicen sus encuestadores"
En suma, Giardinelli descree de uno de los supuestos básicos del sistema republicano: la alternancia de los gobernantes determinada por el libre ejercicio del voto ciudadano.
Para el, votar por quienes cree que son los mejores es un hecho virtuoso, y hacerlo en contra, un "suicidio colectivo"
¿Habrá pensado Giardinelli por qué un gobierno que hace apenas dos años obtuvo el 54% de los votos, hoy es rechazado por más de dos tercios de los ciudadanos?
¿No será que los argentinos, en vez de suicidarse políticamente, aspiran a otra clase de gobierno?
Uno, que, no incurra en lo que el propio Giardinelli rechaza:
"A mí no me gusta que el gobierno no sea capaz de implementar una seria y dura política anticorrupción". "Me chocan ciertas formas con que se mueven, el talento que tienen para ganarse enemigos, la incapacidad comunicacional, y su montón de contradicciones"
No está solo en esta visión que divide a los ciudadanos en virtuosos si votan por el oficialismo, y "suicidas", si lo hacen por la oposición, como se puede apreciar en las habituales epístolas de "Carta Abierta", donde se sustentan similares ideas.
En suma, para mi, ambos representan una deformación del progresismo: el progresismo totalitario.-
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