"...No es inverosímil pensar que los caminos de Wagner y el teatro que el fundó tiendan a separarse.
El canon de dramas musicales que domina el festival fue un requisito que se introdujo posteriormente y contra las intenciones del compositor.
Wagner quería sin duda una sala para sus apropias obras, pero pretendía que Bayreuth fuera también un lugar de difusión de la nueva música...
...Wagner no llegó a conocer las transformaciones de Bayreuth. Sin dejar nunca de ser un espacio escénico por excelencia para la representación de los dramas wagnerianos, ese templo, que se jactaba de que "aquí solo importa el arte", se convirtió en un foco político primero y luego, últimamente, en un lugar de peregrinación de la farándula alemana..."
Pablo Gianera, "Una saga musical", adn Cultura La Nación del 4 de noviembre, página 16.-
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