Dos hitos de la modernidad musical universal y argentina sufrieron en su concreción vicisitudes iniciales.
Para el ballet "El pájaro de fuego", estrenado en 1910 en París, Sergei Diaguilev le había encomendado la música originalmente al compositor Anatoly_Liadov, pero ante la demora de éste, terminó recurriendo a un jóven Stravinski, quien lo había entusiasmado en el transcurso de un concierto, poco tiempo antes, en la Academia de Música de San Petersburgo.
El crítico francés R. Brussel, cuando escuchó al piano al compositor ejecutar la partitura, con su música vivificante y moderna, dejó así expresada la impresión que la misma le provocó: "El compositor, jóven, delgado y poco comunicativo, con ojos vagos y meditativos y labios firmemente apretados en un rostro de aspecto enérgico, estaba sentado al piano. Pero en el momento en que empezó a tocar, la habitación modesta y mal iluminada se iluminó con un brillo deslumbrante. Hacia el final de la primera escena, me había conquistado; para la última escena me hallaba sumido en la más profunda admiración"
Su orquestación es espectacular y la Danza Infernal preanuncia "La consagración de la primavera", compuesta tres años después.
Posteriormente Sravinski extrajo varias Suites (la versión española de Wikipedia se refiere específicamente a la Suite en la música barroca, de ahí el enlace en inglés) diferentes para su ejecución en conciertos, siendo la segunda, compuesta en 1919, la más abordada.
El ballet "Estancia", paradigma de la corriente musical nacionalista, común entonces entre los compositores latinoamericanos como Heitor_Villa-Lobos o Carlos_Chávez, le fue encargado a Alberto_Ginastera en 1940, por Lincoln Kirstein, director del ballet Caravan, pero la compañía se disolvió antes del estreno, lo que indujo también al compositor a extraer una Suite de danzas, que se estrenó en Buenos Aires en 1942.
El ballet completo recién se estrenó diez años después, y hasta hoy sus exhumaciones son muy esporádicas.
Cuando fue compuesta, la música de "Estancia" fue criticada por la minoritaria corriente europeísta local. Con el tiempo, la suite se convirtió en un clásico de las salas de concierto, y una de las obras más ejecutadas del compositor.
La danza final Malambo, la favorita de Ginastera, es probablemente la más conocida, si bien como apunta el musicógrafo Julio Palacio " dudosamente los trabajadores agrícolas bailarán en estilo stravinskiano (aún bajo el efecto de la grappa)"
Si la gestación de ambos ballets fue azarosa, comparten también cierto olvido en los repertorios.
En efecto, las dos Suites -especialmente Estancia- son ejecutadas con mucha más frecuencia que las representaciones de los ballets.-
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