No abrigo la esperanza de tener razón, abrigo la esperanza de progresar.
(John Maynard Keynes)
Tiempo atrás, al comentar en su blog un trabajo mío publicado en el de Marta Salazar, titulado "Keynes y Alemania", Marcos Cattaneo terminó su comentario sosteniendo "El Keynes diplomático es otra cosa". Creí entender que a Marcos Keynes le resultaba mejor diplomático que economista. Prometí tratar de persuadirlo acerca de que el barón de Tilton era también un gran economista, por supuesto si no lo logro, será, más por la pobreza de mis argumentos, que por el enorme aporte de Keynes a la ciencia económica en sus diversas ramas.
John Maynard Keynes, barón de Tilton, era un hombre de Cambridge, y eso no es un tema menor al analizar su obra. En efecto, mientras que los graduados de Oxford se preparan para ocupar lugares de prominencia en los sectores del establishment político y económico inglés, para desde allí poner en práctica sus ideas, los de Cambridge recurren a la persuación, especialmente a través de escritos, para llevar adelante tales fines.
Y eso fue lo que hizo Keynes toda su vida, como por ejemplo en "Las consecuencias económicas de la paz", tal como lo refiero en mi trabajo mencionado al comienzo y también en "Las consecuencias económicas de Mr Churchill", un lúcido ensayo en el que critica proféticamente la decisión del entonces secretario de Hacienda Winston Churchill de retornar nuevamente a al sistema de patrón oro a la paridad de antes de la primera guerra mundial, lo que le parecía a Keynes una cosa tan tonta, y que sumió a Inglaterra en una de sus peores deflaciones, llevando la desocupación a niveles nunca antes conocidos. La comparación con el hecho que el señor Cavallo haya fijado una paridad tan tonta de $1.- igual a U$S 1.- cuando la productividad de la Argentina no era igual a la de los Estados Unidos, es un modelo de como muchas veces los hombres tropiezan más de una vez con la misma piedra.
En esa coyuntura crítica de una economía estancada con inflación, Keynes escribió su mayor aporte a la ciencia económica: nos referimos a la Teoría General de la Ocupación , el Interés y el Dinero, la que en opinión de Sir John Hicks, un opositor académico a las ideas de Keynes "Era una economía de la crisis" , o sea que la suya fue una formulación de corto plazo , ya que en el largo plazo estaremos todos muertos, que constituyó su respuesta al problema de la crisis de 1930. ¿Que había venido observando Keynes desde finales de la primera guerra mundial? Un nivel de ahorro excesivo, que superaba la tasa de inversión. También constató que la inversión privada no siempre era constante, y menos en medio de una crisis, que además el nivel de los salarios y del pleno empleo no dependían en una deflación del nivel del costo salarial, para concluir que frente a la desocupación en gran escala correspondía a los gobiernos contrarrestarla a través del aumento de la inversión pública o de la rebaja de los impuestos. Todo ello pensando además en el clima totalitario que campeaba en Europa en esa época.
Nótese que estas formulaciones se formalizaron para sacar a la economía mundial de la crisis del 30. Keynes jamás se pronunció en ninguna de sus obras sobre la bondad de los déficits públicos como palanca del crecimiento económico, como en algunos círculos académicos y políticos se le atribuye.
Juzgar críticamente su teoría destinada puntualmente a incrementar la demanda global durante la deflación de los treinta, desde la óptica de la oferta en una economía en pleno empleo como hicieron los monetaristas en los 80, es un anacronismo.
Keynes más que un teórico de la economía fue lo que hoy llamaríamos un policy maker, quien con su visión y determinación hizo mucho por el porvenir del capitalismo, en momentos en que este afrontaba su hora más negra, y esto no podía haber sido de otra manera, para quien se definía a si mismo como un burgués educado, orgulloso de su clase.-
6 comentarios:
gracias, gracias, gracias!
Recuerdo la cursada de la materia Economía en el CBC con el profesor Eduardo Pompei. Hoy no utilizaría sus modelos keynesianos (por algo no seguí economia), pero en lo poco que vimos de historia del pensamiento económico rescato una lectura de JK Galbraith sobre varios pensadores con hincapié en las fortalezas de cada uno (al punto de ser prácticamente laudatoria, para el capítulo sobre Adam Smith), y de las clases, donde a más de contársenos acerca de las advertencias de Keynes respecto al tratado de Versalles, se nos instruyó en una teoría al estilo de un Keynes salvador del capitalismo. También de un Keynes que percibió el carácter estructural (y no apenas financiero) de la crisis del 29, y que la insistencia en enseñar a esa crisis sólo como un desajuste financiero responde al interés de los bienpensantes de ocultar este carácter estructural. En fin, hay tantas teorías sobre la crisis.
En mi opinión Keynes más que salvar al capitalismo, sentó las bases doctrinarias para el sistema que regiría del 30 en adelante, evidentemente no el mismo de antes, como tampoco sería el mismo el que marcó el final de la era a mediados de los 60´s.
a propósito de "bienpensante" marcos -yo también siempre lo escribía así como vos- en su columna semanal "diálogo con los lectores" de hoy en la nación, lucila castro explica porque se debe escribir "biempensante"
oh!
recuerdo cuando Benedetti me dijo que yo era "una progesista bien pensante",
je je, qué tiempos Marcos! no?
Personalmente, y si bien no soy un gran conocedor de su obra, entiendo que hay serios problemas en las teorías económicas de Keynes. Por un lado creo que hay algunas inconsistencias en su idea de la "sobreinversión", y que a su explicación de la crisis del '29 le faltó incluir algunos aspectos que no eran problemas estrictamente económicos, sino "políticos" (los mecanismos proteccionistas que implementaron los principales países del mundo en la inmediata posguerra). Por otra parte no llegó a ver el tema de las "fallas del Estado" que empezaron a estudiar Buchanan y otros algunas décadas más tarde.
Ello no significa, por supuesto, que el aporte de Keynes no haya sido en su momento importante. Al igual que Marx, el problema no son tanto sus ideas, sino las de sus seguidores. El propio Keynes entendía (eso si lo lei de su propia obra) que muchas de sus propuestas eran meramente coyunturales. Sus seguidores se han empeñado en muchos casos a generalizar ideas que eran aplicables sólo en determinadas coyunturas, y que aún así son discutibles. El problema sin dudas es más de los keynesianos que de Keynes, al resistirse a abandonar sus ideas probadamente equivocadas en lugar de tomar los aportes positivos y seguir adelante.
P.D.: En la facultad yo tenía la teoría que citarlo a Keynes en un examen (de la materia que fuese -soy abogado-) trae suerte. Así que alguna simpatía le tengo al Lord.
totalmente de acuerdo diego con usted en su análisis, especialmente con el aspecto coyuntural de su contribución y con la reescritura de su teoría que hicieron posteriormente sus discípulos, sin tener precisamente en cuenta esa característica temporal de casi toda la obra keynesiana.
en cuanto a sus observaciones ya mas estrictamente técnicas del primer párrafo, ello puede ser probable. tenga usted en cuenta que en ese momento la información estadísitca era bastante pobre y no existía lo que despues de keynes se dio en llamar contabilidad nacional" o "cuentas nacionales"
en cuanto a las críticas "institucionales" de buchanan al modelo keynesiano, debemos contextualizarlas, ya que como usted bien señala corresponden a una evolución del pensamiento económico muy posterior a la época de keynes.
finalmente y por otras razones a las muy válidas suyas!!!, encarna para mi el ideal de personalidad multifacética que admiro y valoro en un intelectual: (publicista que despertaba conciencias, profesor, funcionario público,ejecutivo de una gran compañía de seguros, especulador exitoso en divisas, patrocinador de las bellas artes, coleccionosta, entre otras cosas más)yo tambien le tengo una gran simpatía.-
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