Se armó en estos 18 meses un oasis artificial de sentido, que fue siempre un espejismo; por eso –citando al jefe de Gabinete- “la macro no llegó a la micro”, ni llegará mientras el “liberalismo secuestrado por economistas” –como decía el propio Vargas Llosa- no asuma cabal e integralmente el dilema.
Hay monetaristas de country que siempre tienden a pensar que el adicto debe ser curado con camisa de fuerza y contra su voluntad, aunque muera de un infarto en medio de un síndrome de abstinencia.
No parece importarles a estos linces que haya bajado la inflación –aunque con populismo cambiario y manteniéndola reprimida- a costa de poner a la economía real en el congelador.
Tampoco que hayan dejado de pagarles a los gobernadores lo que les deben por ley y hayan cortado de cuajo la obra pública para mostrar un déficit fiscal consecuentemente insostenible y trucho.
JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ, LA NACIÓN, HOY
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