"Era esa época en que las editoriales mandaban a unos vendedores casa por casa, tan fervientes como testigos de Jehová, ofreciendo diccionarios, enciclopedias, colecciones de literatura. Las familias se endeudaban en planes de pago para colaborar con las actividades de la escuela de los hijos".
LUCRECIA MARTEL, IDEAS, LA NACIÓN DEL 28 DE ENERO.-
Nota del editor:
El vendedor de libros visitaba a las maestras en la escuela primaria a la que asistía
A mi padre también lo visitaba en su trabajo un vendedor de libros.
Así entraron en mi vida la enciclopedia Lo sé Todo, y el Diccionario enciclopédico, ambos de la editorial Larousse, que todavía me acompañan y consulto, y cada vez que lo hago, pienso en el sacrificio que hacía mi padre para mi educación.-
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