Ayer el Deutsche Bank perdió más de 6% y nadie se anima a ponerle piso a su retroceso. Es que en las mesas locales está fresca la herida que dejó el Citigroup en su derrumbe en la crisis de 2008. Parecía barata la acción a u$s20 dado que venía de más de u$s50. Terminó valiendo menos de un dólar.
No son tiempos políticos para avalar rescates de bancos en el mundo. Merkel, antes que hacerlo, esperará a que no haya otro remedio y que los accionistas pierdan lo máximo posible por los pecados cometidos.
Ámbito Financiero de hoy.-
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