Aquel viejo kirchnerismo, el anterior a Cristina, se llevaba mejor con monopolios u oligopolios que con mercados atomizados. No es casual que sus primeros aliados, los que lo ayudaron a construir esa maquinaria de poder que hoy parece indestructible, hayan sido siderúrgicas, petroleras, cadenas de supermercados o medios de comunicación, y que su primera pesadilla política haya surgido en 2008, con una revuelta de chacareros imposibles de encolumnar.
FRANCISCO OLIVERA, LA NACIÓN DE HOY.-
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