"Hace casi un siglo, en una Traviata que se representaba en la New York City Opera, Violetta llamó a Aninna haciendo "ting ting ting" con su garganta porque alguien se olvidó de poner la campanilla en su lugar.
Enrico Caruso, ante un revólver que no disparó, tuvo que matar al Marqués de Calatrava apuntándolo con su dedo y gritando "¡Bang!"
En 1969, en el Metropolitan Opera House, la gran Renata Tebaldi estaba protagonizando aTosca.
Todo venía de maravillas hasta que, en el final, presta a arrojarse hacia el vacío, la soprano italiana comprobó que, abajo, no había ningún colchón, ningún inflable, nada de nada.
Acosada por Spoletta, Sciarrone y los soldados, Floria Tosca canta/profiere su memorable "O Scarpia, avanti a Dio!" y en lugar de volar por los aires hacia su trágico destino, sufre una especie de descompensación y cae sobre su malhadado trampolín.
Los esbirros de Scarpia y los soldados, tan pasmados como el público, rompieron filas y, casi en procesión, se acercaron para rodear a esa pobre mujer que yacía donde no debía estar.
Y el telón se cerró para despedir a la única Tosca que feneció, sorpresivamente, casi de muerte"
Pablo Kohan, citando un libro de Kenn Harris del año 1982, La Nación de ayer.-
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