A los noventa y un años falleció el doctor Italo Argentino Luder, uno de los últimos dirigentes históricos del peronismo -en su carácter de constitucionalista participó en 1949 en la Convención Reformadora de la Constitución-, quien, como Presidente Provisional del Senado, desempeñó la Presidencia interina de la República, a raíz de los motivos de salud que llevaron a la entonces presidenta María Estela Martínez de Perón a solicitar una licencia en sus funciones entre el 13 de setiembre y el 17 de octubre de 1975. Durante ese breve interinato, el Presidente Luder firmó los polémicos decretos que autorizaban a las Fuerzas Armadas a "aniquilar" a la subversión en todo el territorio del país.
Frente al deterioro institucional que se percibía, la ciudadanía y la oposición política vieron en la llegada del probo y moderado doctor Luder a la primera magistratura del país, la posibilidad de revertir un proceso, que de continuar, llevaría inexorablemente, como efectivamente sucedió seis meses después, a un nuevo golpe de estado.
Para ello era necesario obtener la renuncia de la señora de Perón debido a sus reales problemas de salud o promover un juicio político en su contra por mal desempeño de sus funciones, basado en el famoso cheque girado contra la cuenta de la Cruzada de Solidaridad Justicialista -una organización paraestatal de beneficencia dotada de aportes compulsivos de los trabajadores sindicalizados- para pagar gastos del juicio sucesorio de su esposo el ex presidente Juan Domingo Perón, que fue lo que finalmente la llevó a cumplir arresto domiciliario, como consecuencia de una condena judicial, durante los primeros tramos del Proceso.
El peronismo, con el Presidente interino Luder a la cabeza no hizo ninguna de las dos cosas.
El curso inexorable de los acontecimientos nos llevaron al 24 de marzo de 1976 y a la segunda caída de un gobierno peronista.
El doctor Luder, lamentablemente, no escribió su memorias, las que podrían haber arrrojado luz acerca de los motivos que lo llevaron a no ponerse al frente de un movimiento multipartidario requerido por la mayoría del país, que oxigenara el último tramo del gobierno peronista, el que, como se ha dicho, en manos de la señora de Perón se encontraba en una etapa terminal.
Por versiones, se supo que Luder se habría negado, porque en su opinión, de asumir la primera magistratura en reemplazo de la señora de Perón, solo hubiera sido un rehén de las Fuerzas Armadas, como fue el caso de su similar uruguayo Juan María Bordaberry. Ello es relativo, toda vez que ya había firmado los instrumentos legales que las Fuerzas Armadas requerían para llevar adelante el accionar antisubversivo.
Más bien, parecería que lo que lo paralizó, junto al resto de los dirigente justicialistas, fue la imposibilidad de accionar políticamente en contra de quien ostentaba el apellido Perón, su viuda.
En suma: en el eterno dilema weberiano del político, el doctor Luder habría seguido la ética de la convicción, antes que la de la responsabilidad, y como en toda elección, sus consecuencias no son neutras.
La historia fue como fue, pero, pudo haber sido de otra manera...
2 comentarios:
Nunca me gusto que Luder haya apoyado la autoanmistia de los militares, en caso de que hubiese ganado la presidencia del 83.
Por otro lado, no fue tambien el que estuvo en el acto de la quema del famoso ataud radical?
es la segunda vez en el día que blogger no me toma un comantario!!!
segundo intento:
por eso le fue tan bien esteban a alfonsín en el 83 con la denuncia del pacto militar sindical.
si, en el palco instalado en la nueve de julio el día del cierre de camapaña de la fórmula presidencial peronista que el encabezaba junto con el escribano chaqueño deolindo felipe bittel, pero se lo ve horrorizado, hay fotos que documentaron el momento, cuando herminio iglesias prende la mecha, enterrando ahí las posibilidades de gananrle a alfonsín, ya que la clase media huyó masivamente despavorida a votarlo a alfonsín.
ganadas las elecciones, alfonsín le ofreció la presidencia de la corte suprema, y nuevamente luder priorizando la ética d ela convicción por encima de la responsabilidad, rechazó el cargo, tal vez para no tener nada que ver en el juicio a las juntas...
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