miércoles, 20 de mayo de 2009

LA GUERRA QUE PUDO HABERSE EVITADO

La historia fue como fue, pero pudo haber sido de otra manera...


Dedicado a Marcos Cattáneo



Esta entrada tiene como fin demostrar como un hecho médico casual pudo haber cambiado el curso de la historia, y tal vez haberle evitado al mundo el baño de sangre que fue la primera guerra mundial. Ustedes, los lectores, en última instancia dirán si los convencí o no.

A continuación, los hechos y el desenlace.

En 1858 la hija mayor de la reina Victoria de Inglaterra, de su mismo nombre, se casó con el heredero del trono de Prusia, el príncipe Federico . Fue este un matrimonio por amor, pero también debido a una razón de estado.En efecto, se consideraba que era solo una cuestión de tiempo que Prusia encabezara el Imperio Alemán, por lo que la unión de las casas reinantes de ambos países a través de esa boda, cimentaría fuertes lazos entre Londres y Berlín.

Casi veinte años después, en 1887, Federico, ahora heredero del Imperio Alemán visitó Londres para el jubileo de su augusta suegra. Allí la reina Victoria pudo comprobar el aprecio de sus súbditos hacia su yerno, quien cabalgando detrás de la carroza real con el resto sus familiares políticos, había recibido aclamaciones del pueblo inglés, que le gritaba Lohengrin a su paso.

Durante el invierno de ese año Federico comenzó a sufrir de una ronquera persistente. Su suegra envió desde Londres para que lo revisara al eminente laringólogo inglés Morell Mackenzie (1837-1892), uno de los mayores especialistas mundiales en la materia, y de gran destreza en el uso del laringoscopio, de reciente invención.

La llegada del destacado especialista inglés a Berlín creó desde el vamos un entredicho con sus colegas alemanes, pues era sobreentendido allí que la salud de la familia imperial alemana era responsabilidad de la sanidad militar. Pero debido a la insistencia de la esposa inglesa del príncipe, Mackenzie comenzó a tratar al paciente. Mientras que los médicos alemanes habían diagnosticado un cáncer de laringe, y optaban por una solución quirúrgica, su colega inglés no estaba de acuerdo, y se basaba en que en las muestras de tejido obtenidas por él y analizadas por el prestigioso patólogo alemán Virchow eran negativas en tal sentido.

Con esa evidencia, Mackenzie continuó tratando al paciente, quien mejoró, pero al poco tiempo tuvo una recaída, confirmándose -ahora sí- el diagnóstico de cáncer, muy avanzado, por lo que se le practicó por médicos alemanes una traqueotomía.

Mientras tanto el emperador Guillermo I había fallecido y el enfermo Federico fue coronado emperador alemán como Federico III, falleciendo por una infección originada en su traqueotomía noventa y nueve días después.

La opinión pública alemana, azuzada por el ejército, condenó por la muerte del emperador a Mackenzie y a la emperatriz, de ideas liberales como su esposo, y a quien además consideraban una espía inglesa, debido a su nacimiento.

Mackenzie escribió un libro en el que, para defenderse, criticaba a los médicos alemanes por la forma en que habían practicado la cirugía. Esto no solo aumentó su descrédito en Alemania, sino que también en Londres sus colegas lo censuraron por el contenido de lo obra, perdiendo su reputación, su clínica y sus pacientes, falleciendo poco tiempo después.

El ejército alemán cerró filas alrededor del nuevo Emperador Guillermo II - que pese a ser el nieto mayor de la reina Victoria, era fuertemente antibritánico, ya que consideraba que Inglaterra se oponía al engrandecimiento del imperio alemán- quien mantuvo con su madre -convencido de que era una agente británica- una difícil relación durante el resto de la vida de la emperatriz viuda -la llamaban burlonamente la Emperatriz de Federico-.

La emperatriz se retiró a una casa de campo, desde donde mantuvo una profusa correspondencia con su madre en Londres, la que era prolijamente interceptada por el servicio secreto alemán.


A partir de la coronación del nuevo Káiser, los caminos entre ambas potencias se separaron, encontrándolas en bandos opuestos durante la gran guerra de 1914-18, pese a que los soberanos de ambos países eran primos hermanos...

¿Que hubiera pasado con la historia europea si Mackenzie hubiera obtenido tejido canceroso en su exámen inicial de la laringe del futuro emperador alemán, tratándolo prestamente por esa dolencia?



















3 comentarios:

Anónimo dijo...

El famoso "año de los tres emperadores". La verdad que no me atrevería a emitir opinión, creo que necesito un poco bastante más de lectura para hacerlo. En ese sentido fue que me embarqué a leer las memorias del Kaiser Guillermo II, que están en formato online. Aunque no las terminé, la estructura del libro separando cada parte según el tema (Bismarck, la marina, Inglaterra etc) lo hace bastante útil. Es bueno pegarle una leída para ver un poco qué pensaba el Kaiser, quien ha pasado a la historia como un maniático enfermo. Aunque tampoco hay que fiarse extremadamente de las memorias por obvias razones.

Por ejemplo, el Kaiser ofrece una visión distinta al relato sobre la primera crisis de Marruecos:
BULOW

In 1905 came my journey to Tangier, under
taken much against my will. It came about as fol
lows : Toward the end of March I intended, as in
the previous year, to take a Mediterranean trip for
the sake of my health, for which I proposed to avail
myself of some ship running empty from Cuxhaven
to Naples. The Hamburg was destined by Ballin
for this purpose. At his request that I take along
some other guests, since the steamer was quite
empty, I invited a number of gentlemen, among
them Privy Councilor Althoc, Admiral Mensing,
Count Piickler, Ambassador von Varnbuhler, Pro
fessor Schiemann, Admiral Hollmann, etc.

Soon after the proposed trip became known
Biilow informed me that there was a strong desire
at Lisbon to have me stop there and pay the Por
tuguese court a visit To this I agreed. As the
date of departure approached, Biilow expressed
the additional wish that I also stop at Tangier and,
by visiting that Moroccan port, strengthen the
position of the Sultan of Morocco in relation to
the French.

This I declined, since it seemed to me that the
Morocco question was too full of explosive matter
and I feared that such a visit would work out dis-
advantageously rather than beneficially. Biilow
returned to the attack, without, however, persuad
ing me of the necessity or advisability of the visit

AGAIN KAISER "GIVES IN"

During the journey I had several talks with
Preiherr von Schoen, who accompanied me as rep-

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THE KAISER'S MEMOIRS

resentative of the Foreign Office, as to the advis
ability of the visit We agreed that it would be
better to drop it I telegraphed this decision to
the Chancellor from Lisbon. Biilow replied em
phatically that I must take into consideration the
view of the German people and of the Reichstag,
which had become interested in the project, and
that it was necessary that I stop at Tangier.

I gave in, with a heavy heart, for I feared that
this visit, in view of the situation at Paris, might
be construed as a provocation and cause an inclina
tion in London to support France in case of war.
Since I suspected that Delcasse wished to make
Morocco a pretext for war, I feared that he might
make use of the Tangier visit for this purpose. ,

The visit took place, after much difficulty had
been experienced in the open roadstead of Tangier,
and it met with a certain amount of friendly par
ticipation by Italian and Southern French anarr
chists, rogues, and adventurers. A lot of Spaniards
stood upon a small square, amid waving banners
and loud cries ; these, according to a police official
who accompanied us, were an assembly of Spanish
anarchists.

The first I learned about the consequences of my
Tangier visit was when I got to Gibraltar and was
formally and frigidly received by the English, in
marked contrast to my cordial reception the year
before. What I had foreseen was justified by the
facts. Embitterment and anger reigned in Paris,
and Delcasse tried to rouse the nation to war j the
only reason tfrat he' did not succeed was that both

MarcosKtulu dijo...

No se me ocurre adjetivo para resumir en una palabra los giros que da la historia Capitán de Corbeta de la Royal Navy, Hugue McPerringham; sólo una frase me viene: "eramos tan amigos, ¿qué pasó?". Y pasó que nos peleamos por una tontería.
Pero me pregunto si lo que contás no será acaso una expresión o superestructura de un clima de rivalidad que ya se vivía, sobre todo en el confrontamiento de intereses de los capitalistas de cada pais. Es cierto que los británicos siempre temieron como atentatorio a su existencia el surgimiento de un gran imperio continental, sea este encabezado por Francia o por Rusia, pero sin llegar tan lejos -Alemania recién nacía-, lo más cotidiano y mundano para el habitante promedio pasaba por la feroz competencia comercial. Claro que esto no explicaría la ausencia del mismo sentimiento respecto a los competidores norteamericanos y franceses...
Creo que el mayor temor británico siempre fue el de una alianza de Alemania con Rusia. Finalmente los intereses de los capitalistas franceses e ingleses en Rusia se encargaron de desplazar a Alemania de esa alianza. Cuando los capitalistas nortaemericanos percibieron cuan de la mano iban sus intereses con los de Gran bretaña, se sumaron al juego. Por eso que estos países de la entente, hasta hacía poco aliados, fueron en un principio tan hostiles al bolchevismo. Porque firmaron por separado la paz con Alemania, pero también porque los expropiaron.

hugo dijo...

iván: el kaiser parece en tu transcripción un poco prisionero de su burocracia, si bien por otro lado von hindemburg lo llamaba "mi supremo señor de la guerra"...

marcos: por supuesto que la rivalidad comercial existía, pero creo que el tema se hubiera mantendio dentro de otros carriles sucedido con un liberal admirador del sistema de gobierno británico como federico en el trono. ahora bien, de haber sucedido esto, te palnteo una nueva incógnita: ¿como lo habrían recibido la alianza prusiana del acero y el centeno?...