Cristina Kirchner, lideresa de un peronismo sin ambiciones nacionales.
El peronismo careció –y carece– de muchas cosas, pero siempre le sobró la ambición de poder.
Ahora, la única ambición evidente y comprobable es la de la exjefa del Estado, que cuenta, incluso, con el cargo formal de presidenta del Partido Justicialista.
Resulta, sin embargo, que Cristina Kirchner está encerrada en su casa por orden de la Justicia, y probablemente lo estará durante mucho más tiempo; también tiene prohibido el ejercicio de la función pública durante el resto de su vida. Todavía debe esperar la resolución de tres causas judiciales pendientes, dos por corrupción y una por abuso de autoridad y encubrimiento de delitos.
Hasta donde llega la mirada, la expresidenta está en condiciones, con todo, de crear una alternativa a Milei según su estilo de “mando y ordeno”. ¿Axel Kicillof? ¿Sergio Massa?
Quién lo sabe.
El único argumento impropio es el que señala que esas alianzas serían imposibles por las recientes peleas de la señora de Kirchner con Kicillof y Massa.
JOAQUÍN MORALES SOLÁ, LA NACIÓN, AHORA
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