viernes, 8 de diciembre de 2017

La deuda de la democracia

En estos 34 años los problemas sociales, lejos de mejorar, han empeorado: la pobreza en 1983 era de 16% cuando en América latina se acercaba al 40%; con los años fue creciendo hasta llegar a casi el 30%, mientras en la región se redujo 10 puntos. Hoy hay 13 millones de argentinos que viven en una situación extrema.

La informalidad laboral, que rondaba el 22% en 1983, comenzó a subir y desde hace varios años se encuentra estancada en el 33%, mientras que la desocupación aumentó en los años 90 y en los 2000 se redujo aproximadamente al 8%, pero por la expansión del empleo público, caso contrario estaría en más del 17%.

El crecimiento económico es desalentador: sólo 2,2% anual. Nuestro país creció menos que el mundo (3,1%) y mucho menos que los países en desarrollo (Asia, 7,6%, y América latina, 3%); incluso menos que los países desarrollados. Además, el crecimiento fue muy variable: 21 años de mejora y 13 de caída.

Otro resultado negativo es la inflación, que fue la más alta del mundo: de 1983 a 2017 el nivel general de precios aumentó 6.605.789.094% (70% promedio anual). Se debieron sacar siete ceros a la moneda. 

Entre 1983 y 2003 el gasto público consolidado con relación al PBI se mantuvo en alrededor del 28%, para comenzar a crecer vertiginosamente hasta 2015, cuando llegó al 44 %. En consecuencia, la presión tributaria creció fuertemente: pasó, en el mismo plazo del 22% al 32% del PBI. Así, luego de 34 años, el nivel de gasto público y la presión tributaria son los más altos de la historia, semejantes a los países escandinavos. Sin embargo, la calidad de los servicios públicos y la infraestructura han empeorado.

Entre los factores que explican los magros resultados puede citarse la permanente inconsistencia de la macroeconomía (elevados déficits fiscales y en cuenta corriente, sobreendeudamiento y una política cambiaria zigzagueante), un Estado cada vez más grande e ineficaz que no presta servicios pero requiere un alto nivel de ingresos, una muy baja inversión, el deficiente mercado de capitales y financiero, un capital humano en peligro por el deterioro de la calidad educativa, el estancamiento de la productividad, la pérdida de competitividad y la limitada inserción en el mundo.

JORGE REMES LENICOV Y DANTE SICA*, LA NACIÓN DE HOY.-

*Remes Lenicov es ex ministro de Economía y director del Observatorio de la Economía Mundial de la Unsam; Dante Sica es ex secretario de Industria, Comercio y Minería, director de la consultora Abeceb.


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