jueves, 17 de noviembre de 2016

BARENBOIM, NOSOTROS Y LA MÚSICA

...la Sonata n° 7 opus 10 n° 3, de Beethoven, (es) una de las piezas más hermosas de la primera época del compositor. Su movimiento lento, en particular, no puede ser más conmovedor... ¿Qué particularidad tiene? Empieza con tres notas interrumpidas por el silencio; después de nuevo tres notas, y de nuevo silencio...

Cuando era chico, Barenboim fue a una masterclass del enorme pianista Edwin Fischer. Según Fischer, ese principio era el ejemplo más perfecto de "humor" en la música. Dedicó toda la clase a hablar del "humor", en el sentido del chiste, que había en ese movimiento, e instaba a los alumnos a tocar de esa manera.

Años más tarde, Barenboim asistió a un recital de Claudio Arrau. Arrau, ¿el pianista mayor del siglo XX? Difícil decidirlo, pero me inclinaría a creer que sí. El caso es que después del recital, Barenboim y Arrau fueron a comer. Durante la cena, Arrau dio una larga explicación acerca de la "naturaleza trágica" del último movimiento de la Sonata n° 7 opus 10 n° 3, de Beethoven. 

Donde para Fischer había una broma, Arrau no veía más que oscuridad: el sonido (las tres notas) que empieza y no puede seguir porque muere en el silencio. "La naturaleza trágica de la música.

Barenboim no quiere hablar ni de Beethoven ni de sus recuerdos de Fischer y Arrau, sino apuntar a una conclusión más cercana a la filosofía del arte: el peligro de los adjetivos.

"Cuando hablamos de la música hablamos de nuestra reacción ante la música, lo que nosotros encontramos en ella según nuestro conocimiento, según nuestro ánimo.

"Lo que decimos de la música dice más de nosotros que de la música misma."

PABLO GIANERA, LA NACIÓN DE HOY.-




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